jueves, 6 de junio de 2013

El despertar del “Mate”*


No podía ser de otra manera.
Barranca abajo, enclavado bien al sur.
Nunca las luces de la vieja burguesía.
Que miraban entre hombros maldiciendo tu llegar[1]




Hoy nos volvimos a ver las caras con la gloria. Aquella que tantas veces nos fue arrebatada. Aquella, la cual dormía en cada una de nosotros, los que nos fumamos los peores humos de tu historia. Porque fuimos la generación más golpeada por la historia. La generación que sufrió las peores condenas que existen en el fútbol.

Si así es, nosotros te vimos descender dos veces, jugar contra equipos que nunca hubiéramos imaginado. Vimos como tu historia se volvía algo lejano. Sin olvidar, por supuesto, los palazos de la yuta, las tardes de lluvia, el frío, las derrotas, los eternos viajes a canchas inexploradas por muchas hinchas, las cagadas de los dirigentes (muchas por cierto), finales perdidas, y así podría seguir escribiendo párrafos... Por eso cuando sonó el pitazo final y rompimos el alambrado para entrar a la cancha a fundirnos en un abrazo único con los jugadores, esos momentos devinieron en lágrimas de emoción.