El despertar del “Mate”*
No podía ser
de otra manera.
Barranca
abajo, enclavado bien al sur.
Nunca las
luces de la vieja burguesía.
Que miraban
entre hombros maldiciendo tu llegar[1]
Hoy nos volvimos a ver las
caras con la gloria. Aquella que tantas veces nos fue arrebatada. Aquella, la
cual dormía en cada una de nosotros, los que nos fumamos los peores humos de tu
historia. Porque fuimos la generación más golpeada por la historia. La
generación que sufrió las peores condenas que existen en el fútbol.
Si así es, nosotros te
vimos descender dos veces, jugar contra equipos que nunca hubiéramos imaginado.
Vimos como tu historia se volvía algo lejano. Sin olvidar, por supuesto, los
palazos de la yuta, las tardes de lluvia, el frío, las derrotas, los eternos
viajes a canchas inexploradas por muchas hinchas, las cagadas de los dirigentes
(muchas por cierto), finales perdidas, y así podría seguir escribiendo
párrafos... Por eso cuando sonó el pitazo final y rompimos el alambrado para
entrar a la cancha a fundirnos en un abrazo único con los jugadores, esos
momentos devinieron en lágrimas de emoción.